El café de mamá
No hay día que pase en mí, sin que a mi mente llegue un recuerdo de mi país.
Vivir en otras tierras, puede ser algo abrumador o difícil, pero también puede ser maravilloso, puede ser una de las experiencias más enriquecedoras que puedas vivir por todo y por todo, cultura, gente, valores, experiencias, en fin...
La vida en el exterior es como vivir en otro planeta, todo es nuevo, el idioma, la gente, la comida, las costumbres, todo. Está experiencia abre tu mente y tu corazón, tu mente porque siempre estas aprendiendo, conociendo, estudiando, y tu corazón porque aprendes a ser más humilde, más humano y más noble.
Todos los lugares o casi todos tienen su magia, su encanto; actualmente vivo en Italia, soy Colombiana, y si ha sido muy difícil, estar lejos de mi familia, de mi gente, de mi tierra y de mi zona de confort, pero vale la pena experimentarlo, Italia es un país hermoso, lleno de lugares ricos en historia, con paisajes increíbles, rico en cultura y con personas honestas y tranquilas.
Vivir acá sin duda, ha sido uno de las más grandes aventuras que he vivido, pero como toda aventura u oportunidad te deja mucho que aprender, así que trato de absorber todo lo bueno y aprender de lo no tan bueno, que también nos deja mucho.
Pero no podré negar que por más cosas increíbles que encuentre o vea, nada será más hermoso que tomarme un café de mi mamá y hablar mientras el sol cae en el atardecer de mi tierra, nada será iguala a el calor de mi gente, siempre alegre, sonriente, echaos pa’ lante como decimos nosotros, fuertes, soñadores, emprendedores y apasionados, porque así somos.
Me gusta recordar de donde soy, me gusta mostrar que somos más los buenos, que somos alegría, fuerza y trabajo.
Algo irónico, pero cierto, es que no sabía que amaba tanto a mi país, hasta el día en que me fui de el.
Así que, si tú eres uno como yo, recuerda siempre de donde eres, no olvides tus raíces, al contrario llévalas siempre contigo, enseñando lo bueno que es ser de donde somos.
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